Historia misionera para el 2° Trimestre del año 2019 - Infantes
Sábado
1:
Maryori
es una niña que vive en Espinar en Cuzco, Perú. En esa ciudad van
muchos turistas, personas de diferentes lugares se acercan para
conocer dónde vivieron los primeros habitantes, el pueblo
Inca.
Los
turistas quieren saber cómo los Incas sembraban arriba de la
montaña, cómo hicieron sus casas con piedras o cómo aprovecharon
la luz de los rayos del sol para iluminar por mucho tiempo el
interior de las casas.
Maryori
es muy simpática y con todas las personas que se cruza en las
calles, en las plazas o en los comercios; ella los saluda con su
amplia sonrisa.
Como
su ciudad está entre las montañas, a veces hace mucho frío.
Maryori usa un poncho tejido con lana de alpaca. Tiene muchos colores
y es tan pesado que no deja pasar ni un poquito de viento. Si Maryori
tiene frío en su cabeza usa un gorrito de lana que hasta sus orejas
están bien abrigadas.
Sábado 2:
A
Maryori le encantan los animales, aunque no puede jugar con los
animales salvajes como el puma, el cóndor, la serpiente porque la
pueden lastimar;
ella sabe que cuando vaya al cielo con Jesús podrá acariciarlos.
Por
las laderas de las montañas, Maryori ve cómo comen los animales que
son parientes de los camellos: llama, guanaco, alpaca y vicuña.
También
ha visto como los pastores llevan sus rebaños de ovejas, cabras y
chivos a comer pastito tierno de las montañas. O los acompañan para
que tomen agua de los lagos o de las vertientes de las montañas.
Sábado
3:
Sus abuelos viven en la montaña y cuando vienen a visitarla traen
una bolsa llena de papas y papitas.
A
Maryori le encanta separar los papitas y papas por colores. Luego los
lava quitándole toda la tierra y su abuela prepara una rica sopa
espesa con muchos colores.
También
ellos traen mantas, gorros y ponchos tejidos con telar para venderlos
en el mercado de la ciudad. A Maryori le encanta tocar la lana de
alpaca y de vicuña porque es muy suavecita. En su cama tiene una
manta muy abrigadita que su abuela tiñó las lanas y su abuelo lo
tejió en el telar. Maryori agradece a Dios por haberle dados unos
abuelos cariñosos.
¿Estás
contento porque tus abuelos te aman? Agradece a Dios en oración y
cuando los veas, diles que los quieres mucho.
Sábado
4:
La
mamá de Maryori trabaja todo el día. Se levanta muy temprano y
regresa cuando el sol ya se está poniendo. Pero un día, Maryori se
despertó temprano y vio que su mamá estaba arrodillada junto a su
cama. Maryori la miró y cuando ella levantó la cabeza, Maryori le
preguntó, ¿qué estaba haciendo? Entonces, su mamá cariñosamente
le contestó que ella estaba orando a Dios para que la cuide durante
todo el día. Maryori sonrió y abrazó fuertemente a su mamá.
Después de orar juntas, esa mañana, desayunaron una taza de leche
con pan, huevo y granos de choclo. Luego la mamá le entregó una
bolsita de maníes con cáscara para que llevara a la escuela.
Sábado
5:
Todos
los días Maryori juega con su vecinita Ángela, después que hizo
sus tareas en la casa como ordenar sus juguetes, tender su cama,
lavar su taza y barrer el piso de su casa.
Ellas
se conocen desde que son bebés, pues sus mamás ya eran amigas
cuando eran jóvenes. Ángela le enseña a Maryori a saltar la soga y
ella le enseña canciones que aprende en su iglesia.
Al
mediodía, Maryori come en la casa de Ángela porque sus mamás se
pusieron de acuerdo para que Maryori se alimente bien y no quede
muchas horas solas.
Cuando
la mamá de Ángela las llama para comer, las niñas corren a la
pileta que está en el patio para lavarse las manos. Luego ponen la
mesa juntas. Ángela coloca los platos y Maryori coloca las cucharas.
Después que la mamá de Ángela sirve la comida, Maryori agradece a
Dios por los alimentos que van a comer. A Ángela le gustaría orar,
un día, como su amiguita Maryori.
Sábado
6:
Cuando
Maryori cumplió años, sus abuelos la llevaron a la montaña porque
tenían una sorpresa muy importante. Ella estaba muy feliz, así que
el camino para subir la montaña lo hizo cantando, saltando de piedra
en piedra y contándole a sus abuelos cómo su amiguita Ángela juega
con ella.
Cuando
llegaron a la casa de los abuelos, el sol se estaba poniendo, así
que rápidamente el abuelo buscó unos choclos de su huerta, hizo
fuego en su cocina y los preparó como le gusta a su nieta. Maryori
tenía mucha hambre, así se comió 3 grandes choclos y una taza de
sopa de papa con cuadraditos de queso de cabra.
Luego
la abuela le contó una historia de la Biblia y ni bien terminó de
agradecer a Dios por ese día, sus ojos se cerraron. ¡Estaba muy
cansada!
Al
día siguiente, bien temprano, Maryori se levantó rapidísimo, hizo
su cama, se visitó, se lavó la cara y ayudó a su abuela a preparar
el desayuno.
De
pronto su abuelo, entró a la casa y le pidió a su nieta que cerrara
los ojos que le iba a mostrar su regalo.
Maryori
tomó la mano de su abuelo y haciendo pasitos cortitos avanzaba hasta
el corral. Se escuchaban muchos balidos de chivos, cabras, ovejas. Y
cuando la abuela le dijo que abriera sus ojos ella se encontró con
una hermosa llama bebé. Ella estaba muy feliz. Su abuelo le puso un
collar colorido y ella con una soguita la llevaba para un lado y para
el otro lado.
Maryori
sabía que no podía llevar su llama a su casa porque ella tenía que
crecer con su mamá, pero podía venir a la casa de los abuelos y
estar con ella todo el tiempo que quisiera.
Esa
noche, antes de acostarse Maryori le agradeció a Dios por hacer los
animales tan hermosos y le pidió que cuidara su llama Nube, pues así
le había puesto de nombre.
Sábado
7:
Cuando
Maryori regresó a su casa, su mamá estaba preparándose para ir al
mercado, era viernes y había que preparar la casa para recibir el
sábado. Pronto Maryori acompañó a su mamá hacer las compras.
Mientras su mamá pagaba por los alimentos, Maryori tomaba las
verduras y las frutas y las acomodaba en su carrito.
Luego,
cuando llegaron a la casa acomodaron todos los alimentos en la cocina
y mientras la mamá limpiaba toda la casa, Maryori ordenó su
habitación. Ese día, su mamá preparó unas masas dulces especiales
llamadas “maná” para saborearlas en las primeras horas del día
sábado. A Maryori le encanta comer un “maná” mientras ve como
el sol se oculta en las montañas de su ciudad.
Aquí
va la receta de “Maná” si lo deseas probar:
2
tazas de harina común.
2
cucharaditas de polvo de hornear
2
huevos batidos
1
taza de azúcar, si es morena o melaza, ¡mejor!
½
de jugo limón. Agua si es necesario.
Mezclas
todo y vuelcas la preparación en pirotines o moldes para luego
hornearlos.
Sábado
8:
Todas
las tardecitas, la mamá calienta agua para que Maryori se bañe.
Ella se baña solita y cuando terminó de bañarse y jugar llama a su
mamá para que la envuelva en una toalla grande y la lleve a su cama.
Allí, Maryori se viste sola y se mete rápido en su cama, porque
sabe que su mamá la va a contar una historia de la Biblia. A Maryori
le encanta escuchar historias, las aprende muy bien, y luego al día
siguiente se la cuenta a su amiga Ángela o a sus vecinos abuelitos.
Cuando
la historia termina, la mamá le enseña algunas palabras en quechua.
¿Te gustaría aprender? Aquí van algunas:
cielo
hawa mamá mamay
sábado
k'uychichaw feliz k'usi
amigo quchu
Sábado
9:
Muy tempranito, Maryori se levanta y se viste para ir a la iglesia.
Su mamá prepara rápido el desayuno y pronto las dos juntas
comienzan a caminar en dirección a la iglesia de la ciudad de
Espinar. Tienen que caminar muchas cuadras, luego cruzan una plaza
enorme con monumetos, escalinatas, flores y árboles.
Cuando
llegan a la iglesia, las hermanas diaconisas las reciben con una
hermosa sonrisa y un gran abrazo. Mientras Maryori escucha los himnos
que toca la pianista, va rápidamente a su aulita, su maestra de
escuela sabática se pone tan contenta que la recibe con un gran
abrazo. Su amiga Ángela llega más tarde y sus otros compañeritos
también. Pero alguien más llega y Maryori, apenas entiende su
nombre y las otras palabras no las puede comprender. ¿Qué pasará?
Sábado
10:
La
maestra de Escuela Sabática da la bienvenida a Dylan que viene de
Estados Unidos para vivir por un tiempo junto con sus padres.
Todos
los niños se acercan a Dylan y lo saludan cariñosamente. Él estaba
muy calladito y atento a todo lo que decía la maestra. Maryori
también observaba y pensaba cómo podría comunicarse con Dylan si
ella no sabía su idioma.
Ese
día, todas las familias de la iglesia almorzaron en el salón de
atrás. Cada mamá colocaba sobre la mesa lo que había cocinado.
Maryori y su mamá pusieron una fuente de arroz con granitos de
choclo y las exquisitas “Maná”. Ángela y su mamá pusieron
sobre la mesa un pastel de verduras y el exquisito postre King Kong
relleno con manjar blanco y dulce de camote o higo.
La
mesa se iba completando y los papás de Dylan también trajeron una
enorme fuente de ensalada de arvejas con huevos y tomate. Y de postre
trajeron helado.
Maryori
y todos los niños abrieron muy grandes los ojos cuando vieron que
ese almuerzo iba a estar ¡muy bueno!
Sábado
11:
A
la tarde, la mamá de Maryori y otras mamás con niños fueron a
visitar algunos abuelitos que no pudieron venir a la iglesia por el
frío, otros porque estaban enfermos. Así que los niños prepararon
unas tarjetitas con hermosos dibujos y sus mamás escribieron
versículos de la Biblia. Después los niños cantaron himnos y
oraron por los abuelitos. Cada niño repetía de memoria algún
versículo que sabía y los abuelitos repetían también los que
ellos conocían desde hace mucho tiempo.
¿Hay
abuelitos en tu iglesia que necesitan una visita tuya? Prepara
tarjetitas y canta con ellos alabanzas para Jesús.
Sábado
12:
Cuando
Maryori y su mamá salieron de la iglesia se encontraron con muchos
turistas que hacían preguntas, pero como ellas no conocían el
idioma no podían responderles.
Entonces
Dylan, que también estaba saliendo con sus padres, escuchó lo que
preguntaban los turistas y pudieron responderles. Los turistas
sonrieron y les dijeron en su idioma que les les gustaría regresar
el próximo sábado para escuchar sobre la Palabra de Dios.
En
ese momento, los padres de Dylan le contaron a la mamá de Maryori
que ellos precisamente habían venido a Perú para enseñar inglés a
todas las personas que desean. Cuando escuchó Maryori, preguntó si
ella también podría aprender. Entonces la mamá de Dylan dijo que
podrían hacer un intercambio, Maryori podría enseñarle su idioma a
Dylan y él le podría enseñar a ella.
Cuando
se volvieron a reunir, Dylan le entregó la bandera de su país para
que Maryori la pintara y ella en la siguiente reunión le trajo el
dibujo de la bandera de su país. ¿Te gustaría pintarla también?
Aquí está la bandera de Perú.
Sábado
13:
A
la semana siguiente, el pastor de la iglesia comunicó que se iba
abrir un centro comunitario para jóvenes y niños con una escuela
bilingüe para aprender el idioma inglés y conocer más de Jesús.
Todos los hermanos de la iglesia estaban muy felices, ya que en esa
ciudad hay muchos turistas. Maryori también estaba muy feliz porque
ya se sentía alumna y parte de este proyecto.
También
el pastor comunicó que las ofrendas de este trimestre de tooodo el
mundo serían para cuatro proyectos de la División Sudamericana y
dos de ellos eran para Perú; uno para Cuzco y otro para Pucallpa.
¿Te
gustaría ayudar con tu ofrenda para que pronto el Centro comunitario
pueda abrirse lo antes posible?
Historia
recreada por Stella M. Romero de Aranda.
Muchas Gracias! las ilustraciones y la historia para Cuna es algo que las maes buscamos muuuuuuucho. Me pregunto si para el siguiente trimestre también te animarás y hacer las imágenes? En el Facebook de Cuna B hay cerca de 9000 maes que siguen los posts y este trimestre, hemos posteados otra versión de las imágenes y de momento es el post que más likes ha tenido. Las maes necesitan las ilustraciones y estaremos super agradecidas si sigues con este ministerio¡ Esperamos con alegría tus ilustraciones querida Valeria¡ Un abrazo grande en representación de todas las maes de Cuna hispanas que siguen el Facebook de Cuna B. Cristina Jones Beskowwww.facebook.com/cunaBvaalcielo
ResponderEliminarQué hermosos los dibujos, te felicito por poner tus talentos al servicio de Dios y muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias me fue bien útil con mis niños
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