Historia misionera para el Primer Trimestre 2020 - INFANTES




Sábado 1:
Esta niña se llama Bilyana y vive con su familia en la capital de Bulgaria, Sofía, que se encuentra en el continente europeo. Su hermanito se llama Anton. Esta ropa que ella tiene, es la ropa típica de su país. No la usa todos los días sino cuando hay fiestas tradicionales. Bilyana vive muy lejos de aquí, para ir a visitarla tendríamos que viajar en avión o en barco. [mostrar mapa para marcar el trayecto] En su casa, su mamá y su papá están terminando de cerrar las últimas cajas porque se van a mudar a otro lugar.

Bilyana guardó todos sus juguetes en cajas, también guardó su ropa, sus abrigos, sus calzados, sus gorritos y sus guantes para el frío. En el invierno hace mucho frío. Los papás de este lugar tienen que sacar la nieve delante de su puerta con una pala plana y muy ancha. ¡El invierno es muy frío! Pero ahora Bilyana iba a mudarse durante la primavera.
Al día siguiente llegó el camión de mudanza, los padres le contaron a Bilyana que se irían a vivir a la ciudad de Viena que es la capital de Austria. Así que esa noche, Bilyana no pudo dormirse rápido, tenía muchas ganas de conocer su nuevo lugar.
Sábado 2:
Mientras el camión llevaba toda la mudanza, Bilyana, Anton y sus papás viajaron en su auto por una ruta muy larga. Bilyana ya quería llegar y les preguntaba a sus padres cuánto faltaba, pero su mamá le dijo que contara cuántas clases de animales veía en la pradera. Con esa tarea, Bilyana y Anton estaban muy atentos mirando por la ventanilla.

Y el primer animal no se tardó en aparecer, curioso por saber quién pasaba, salió un zorrito de un tronco hueco.


 Luego vio un conejo disparando a toda velocidad. Más tarde, Bilyana y Anton sintieron un fuerte olor en su nariz y su papá le dijo que era un tejón.


Mientras este animalito anda por los prados, él deja su olor para que sepan quién pasó por allí.


Finalmente, cuando cruzaron un puente, abajo a la orilla de un río, Bilyana y Anton vieron a un venado. Estaba sediento y tenía mucha hambre. Cuando el sol se ocultó, los niños cerraron sus ojos porque estaban muy cansados. Mientras su papá manejaba y su mamá le leía un libro sobre la historia de la república de Checa.

Sábado 3:
Cuando Bilyana y Anton se despertaron ya estaban en su casa nueva, durmiendo en su flamante habitación. El día estaba soleado, así que la mamá abrió las ventanas y todos pudieron ver un cerro lleno de árboles de todos colores y un lago azul como un espejo.


Después del desayuno, acompañaron a sus padres a recorrer la ciudad y a comprar algunos alimentos en el supermercado. Bilyana no entendía a la gente, todos hablaban en otro idioma. Se esforzaba y se concentraba para ver si podía captar alguna palabra, pero no podía conseguirlo. Su mamá vio la carita que tenía y le dijo que en Checa se habla el idioma checo y que ella sabía hablar en búlgaro.


Bilyana pensó al principio que eso iba a ser un impedimento para encontrar amigos. Pero, sin embargo, no fue así, rápidamente conoció a Aleksandra quien con mucha paciencia le enseñó hablar en checo.
¿Quieres aprender algunas palabritas en checo? Aquí están:
Ahoj Hola
šťastná sobota Feliz sábado
přítel Amigo
děkuji Gracias

Sábado 4:
Bilyana y Aleksandra se hicieron muy buenas amigas. Un día el papá de Bilyana llevó a las dos niñas a patinar en la pista de hielo. Se divertieron y se rieron mucho.
Cuando regresaron, la mamá de Aleksandra las estaba esperando con unos ricos Trdelnik. A Bilyana le encantaron y le pidió la receta a la mamá de Aleksandra, para que su mamá también las haga en su casa. Cuando Bilyana volvió a su casa, entró con una bandejita llena de trdelnik para que todos pudieran conocerlos. ¿Te gustaría aprender hacer los dulces Trdelnik? Son muy conocidos en Checa. Aquí va la receta:
Trdelnik:
Ingredientes:
  • 500 g de harina de leudante.
  • 200 ml de leche tibia.
  • 5 cucharadas de mantequilla derretida o aceite
  • 2 huevos ligeramente batidos
  • 1 cucharadita de sal
  • Canela
  • Azúcar
Procedimiento:
  1. Batir las 2 yemas de huevo y la mantequilla o el aceite.
  2. Añadir la harina.
  3. Amasar y luego dejar reposar aproximadamente 1 hora.
  4. Forrar cada palo con papel de aluminio y doblar los bordes dentro de cada lado del palo.
  5. Precalentar el horno a 190°C (idealmente, en modo convección).
  6. En una superficie ligeramente enharinada, estirar la masa para que quede de un grosor de unos 3 mm. Con un cuchillo pequeño, corte tiras de 1,5 (por lo menos, de 20 cm de largo).
  7. Aceitar cada palo. Envolver cada tira de masa alrededor de los palos.
  8. Untar cada rollo de Trdelnik con clara de huevo y espolvorear con canela y azúcar.
  9. Coloque los palos sobre una asadera para hornear asegurándose de que la masa no toque el fondo ni los lados del plato.
  10. Hornear durante 20 minutos hasta que estén dorados por todas partes.
  11. Deslizar con cuidado cada trdelnik de los palos.

Sábado 5:
Un sábado de tarde, Bilyana y Anton fueron a caminar con su mamá al parque y allí se encontraron con Aleksandra y su mamá que estaban repartiendo libros y una taza de chocolate caliente para todas las personas que estaban en el parque.

Ellos también recibieron de regalo un libro. La familia de Bilyana no sabía que la familia de Aleksandra era adventista. Como el libro estaba escrito en checo, la mamá de Bilyana dijo que no lo iba a poder leer porque ella aún no sabía el checo. Así que la mamá de Aleksandra se ofreció a enseñarle checo para que aprendiera a leer y a escribir.
Mientras las mamás conversaban, aprendían; los niños también además de jugar, aprendían sus idiomas. Bilyana y Anton enseñaban búlgaro y Aleksandra enseñaba checo. Estaban muy entusiasmados porque muy pronto todos iban a hablar en dos idiomas.
Sábado 6:
Un sábado, la mamá de Aleksandra le regaló una Biblia escrita en checo a la mamá de Bilyana. Las dos estaban felices porque querían aprender más de Jesús.

La familia de Bilyana nunca había leído la Biblia, así que ahora tenían la oportunidad de aprender lo que este libro enseñaba.
Poco a poco, Bilyana y su familia estaban conociendo las historias y las enseñanzas de Jesús. Tanto a Bilyana como a Anton les encantaba leer en checo y buscar los pasajes bíblicos junto con su amiga Aleksandra.
Aprendieron de la vida de José, Daniel, de la Creación y del gran sacrificio que hizo Jesús por nosotros. Bilyana, Anton y su mamá regresaban felices a su casa recordando todo lo que habían aprendido. Mientras más recordaban más aprendían el idioma checo y aprendían amar a Jesús.
Sábado 7:
El papá de Bilyana y Anton trabajaba muchas horas. Se iba muy temprano y regresaba a la noche. Cuando venía del trabajo, dejaba el saco y su mochila sobre la silla, abría la heladera, sacaba una botella de alcohol, se sentaba a mirar televisión hasta que la cena estuviera lista.


El papá de Bilyana sí sabía hablar y leer en checo. Y una noche, Bilyana trajo su Biblia y le pidió que le leyera lo que decía Proverbios 20:1.Cuando el papá terminó de leer, se quedó en silencio, dejó de tomar lo que estaba tomando y le agradeció a su hija por mostrarle este consejo. ¿Quieres saber lo que decía este pasaje bíblico? “El vino hace insolente al hombre; las bebidas fuertes lo alborotan; bajo sus efectos nadie actúa sabiamente”. Bilyana, Anton y su mamá oraban todos los días por su papá, para que él también conociera a Jesús. 
Sábado 8:
Un sábado de tarde, la familia de Aleksandra invitó a la familia de Bilyana a tener un pic-nic cerca del monte Sněžka. Los papás preparararon sus coches para que no les falte nada. Las mamás cocinaron platos exquisitos para compartir. Cada una hizo su plato preferido. La mamá de Bilyana aprendió a cocinar Bramboráky, que son unas tortitas de patata rallada fritas.
Y la mamá de Aleksandra preparó un postre riquísimo, llamado, Štrůdl, es el famoso strudel de manzana. Una masa, generalmente hojaldre, rellena con manzana, canela y en algunos casos nueces.
Las niñas guardaban en la canasta los manteles, los platos, los cubiertos, vasos de cada familia.
Y así se fueron hacia los Alpes el monte Sněžka.
Hasta el papá de Bilyana agradeció a Dios por el hermoso paisaje.
Mientras Bilyana, Anton y Aleksandra recorrían los campos oliendo las diferentes flores, los papás y las mamás se quedaron conversando sobre las maravillas de Dios. Al regresar del viaje, ese día, ¡todos estaban felices!


Sábado 9
Cuando la familia de Bilyana llegó a la casa, sonó el teléfono fijo; rápido corrieron los niños para atender.La llamada era para el papá, luego que él terminó de hablar le contó a su esposa y a los niños que una familia amiga vendría a vivir a esta ciudad. Ellos tendrían que encargarse de mostrarle la ciudad, ayudarles a hacer las compras ya que ellos no conocían el idioma checo.Bilyana y Anton se pusieron contentos porque estaba familia tenía dos hijos, Ana y Boris.La mamá preparó el cuarto de visitas y los niños prestaron sus camas para que Ana y Boris descansaran mejor.
Cuando llegaron todos comenzaron hablar en búlgaro, pero su amigo le contó que estaba preocupado porque no sabía si su familia se iba adaptar rápido al lugar e iban aprender el idioma checo.
Entonces, la mamá de Bilyana le dijo que ella aprendió rápido el idioma asistiendo a la iglesia adventista. A la familia visitante le pareció buena idea asistir y conocer una iglesia. Así que se pusieron de acuerdo para ir. 
Sábado 10
Y llegó el sábado, las dos familias asistieron a la iglesia. Allí conocieron a Aleksandra y a su familia. Después de comer, al papá de Bilyana le dolía mucho la cabeza y pensó que tomando un poco de alcohol se le iba a pasar. Sin embargo, esto empeoró su situación.

Bilyana, Anton y su mamá estaban preocupados; entonces decidieron orar a Dios para que lo sanara. Mientras los niños oraban en su habitación, su papá se levantó para ir al baño y escuchó la frase que decía:
"Querido Dios ayuda a mi papá para que no tome más alcohol. Nosotros lo queremos mucho y queremos que se sane."
En puntitas de pie, el papá se metió en la cama y en silencio pensó que lo que él estaba haciendo era un daño para toda su familia. 
A la mañana siguiente, cuando los niños salieron a jugar al patio, encontraron que el tacho de basura estaba lleno de botellas de alcohol. Luego, Bilyana y Anton entraron a la cocina y su mamá tenía una sonrisa en su cara. Les dijo en el oído lo siguiente: Jesús está contestando nuestra oración. 
Sábado 11:
Un día, una persona desde el frente de la plataforma de la iglesia contó a toda la hermandad sobre el proyecto que tenía la iglesia. “Querían construir una iglesia con centro infantil en Sofía, Bulgaria”.
Bilyana y Anton no podían entender de qué se trataba este proyecto. Entonces Aleksandra se lo explicó: Queremos hacer una iglesia en Bulgaria. Entonces, Bilyana dijo:
-Uy, pero ahora nosotros estamos aquí. ¿Cómo podemos ayudar en este proyecto? -¿Qué les parece si preparamos materiales infantiles sobre las historias bíblicas? Todos los niños estuvieron de acuerdo y pensaron cómo podrían hacerlos. 
Sábado 12:
Para colaborar con el proyecto, los niños vendías postres, tartas y galletas en los parques junto con sus mamás. Luego llevaban las ganancias y la colocaban en una iglesia con forma de alcancía. Bilyana, Anton, Aleksandra, Ana y Boris estaban contentos porque mientras colaboraban con este proyecto podían divertirse juntos.
Una tarde, mientras Anton ayudaba a su papá en el jardín, sonó el timbre de la casa ¿Quién podrá ser? (preguntó el papá). Nosotros no tenemos familiares aquí. Bilyana dejó lo que estaba haciendo y salió corriendo hacia la puerta de entrada.  

Sábado 13:
Cuando Bilyana y Anton llegaron a la puerta, su mamá estaba conversando con un señor. ¡Era el pastor de la Iglesia Adventista! Con gusto el pastor aceptó una taza de té con hierbas. Anton y Bilyana fueron avisarle a su papá y contarles quién era y luego volvieron rápidamente a la sala y se sentaron muy quietitos en el sofá.
Como la charla se extendía, su papá también dejó lo que estaba haciendo, se lavó las manos y entró a la sala. Él también quería saber cuál era el motivo de la visita del pastor adventista. La mamá los presentó y le contó que el pastor los invitaba a bautizarse en la iglesia cuando ellos lo quisieran. La mamá y los niños estaban muy contentos con esta invitación. El papá les dijo: A mí también me gustaría acompañarlos para conocer la iglesia.
Así que al sábado siguiente toda la familia estaba lista para ir a la iglesia. El papá le había dicho a la mamá que ya no compraba más bebidas alcohólicas y que ese dinero lo colocaba en la iglesia alcancía. Bilyana y Anton estaban felices por la decisión de su papá y lo abrazaron fuertemente.
Muy pronto la mamá de Bilyana y Anton se bautizó. Mientras tanto, los sábados al mediodía almuerzan juntas las familias y a la tarde, mientras los niños aprenden canciones nuevas e historias bíblicas, los papás estudian la Biblia.
Colaboremos con nuestras ofrendas para que más personas que hablan checo, búlgaro y otros idiomas puedan conocer a Jesús y tengan su propia iglesia.
                                                                         Historia recreada por Stella M. Romero de Aranda.




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